De los 181 centros educativos del cantón de Santa Cruz, cada año esta región sufre un cambio en donde, por algún motivo, los estudiantes de una escuela o colegio se cambian de institución, y dicha situación afectada en los comedores, debido a que el presupuesto designado por el Programa de Alimentación y Nutrición del Escolar y del Adolescente (PANEA), no es suficiente para alimentar la cantidad de estudiantes matriculados.
Uno de los tantos recintos educativos afectados es la escuela de La Garita Vieja, de Santa Cruz, donde el año pasado tenían 19 alumnos, pero este año tienen 41 escolares de prekinder y primaria, situación en la que el presupuesto girado por PANEA es solo para 12 niños, quedando 29 niños sin alimentación.
Al respecto, Margarita Bustos, directora de la escuela, indicó que el viernes anterior le hizo la solicitud a Sonia Calderón, directora de PANEA, pidiéndole que le aumenten el presupuesto de alimentación, ya que la matricula había aumentado al abrir el prekinder con 16 niños más los 26 estudiantes escolares, siendo insuficiente el monto destinado para dar de comer a todos los alumnos.
“El año pasado, en este centro educativo hicieron ventas de rosquillas, tamales, gallinas arregladas e incluso, bingo para recaudar fondos y abastecer de alimentación al resto de los 7 niños, pues la matricula era de 19 y depositaban sólo para 12. De paso con el dinero recaudado pagan aunque sea el seguro de la cocinera, ya que no les alcanza para pago de un salario.
Según, Rafael Jaén, del programa de comedores de la dirección regional de educación de Santa Cruz, otra de las escuelas con este problema es la Escuela de Espabelar, donde la matricula este año aumentó, no obstante, la dificultad es más predominante en zonas alejadas como El Socorro, Lagarto, Ostional, Venado, Vista del Mar, San José de la Montaña, entre otros son de los sitios donde no hay fuentes de empleo, por lo que el comedor es una ayuda importante para estas familias que carecen de recursos económicos.
Aracelly Vallejos cocinera escuela La Garita Vieja, agrega: “A mí me tienen retrasada con el pago, porque no hay dinero para la comida, mucho menos para pagarme a mí. Yo cada vez que voy a repartirles comida hago sacrificios y me da tanta lástima cuando los niños me piden más comida, pero no puedo repetirles, porque si les doy dejo los otros sin comer”.