- A pesar de sus logros el país mantiene importantes desafíos para lograr un futuro verdaderamente sostenible.
Silleny Sanabria Soto
Periodista Periódico Mensaje
Según informes del Observatorio de Desarrollo (ODD) de la Universidad de Costa Rica (UCR) y de acuerdo con su PhD. Investigadora Jessica Roccard, desde 1970, con las primeras medidas en el tema forestal adoptadas por el país, más la preparación de la conferencia de Kioto y los consecuentes proyectos, Costa Rica se posicionó como líder internacional en el manejo ambiental. Sin embargo, sigue enfrentando grandes retos ambientales, tales como el manejo sostenible del agua o de los desechos sólidos, entre otros temas necesarios de examinar para seguir liderando ante el mundo en esta área.
El Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático de Costa Rica 2022 - 2026 (NAP¹), que funge como el primer Plan de Acción de la Política Nacional de Adaptación al Cambio Climático de Costa Rica 2018 - 2030 (PNACC), establece el caso de Costa Rica como un país altamente vulnerable y que ya ha experimentado pérdidas graves debido a eventos hidrometeorológicos extremos. Por ejemplo: la duración de la sequía 2014-2016 fue 2.4 veces más larga que la sequía de 2009, y 1.8 veces más que la de 1997, que fue considerada de gran impacto para el país en términos productivos (CGR 2018).
El Huracán Otto además generó daños y pérdidas en el 2016 por ¢106 258 millones y una afectación directa a 10 831 personas en 461 poblados, así como 10 personas fallecidas en los cantones de Upala y Bagaces; entre 1980 y 2017, se han contabilizado 1,3 millones de personas afectadas, entre otros eventos que según la Contraloría General de la República, para el año 2025, el costo de la atención a los impactos de eventos extremos podría abarcar entre 0.68% y 1.05% del Producto Interno Bruto (PIB) en un escenario conservador, y entre 1.64 % y 2.50% del PIB en un escenario de mayor riesgo.
¿Cuáles son los mayores retos?
Por su dependencia de los recursos naturales, el sector agropecuario y pesquero es de los más vulnerables al cambio climático. Entre 1988 y 2019 el sector registró 5994 afectaciones por fenómenos naturales, y de ellos, el 98,8% fue por eventos hidrometeorológicos (PEN, 2020). Entre 1988 y 2015, las pérdidas en este sector se estimaron en US $460 millones por daños asociados a eventos extremos. Históricamente, al disminuir las precipitaciones, el sector se ha visto afectado por sequías, y a esto se le debe sumar el impacto que tuvo el COVID-19 en 2020, con 28.000 millones de colones en pérdidas (PEN, 2020).
En cuanto al Recurso Hídrico en los últimos años aumentaron los racionamientos de agua por la disminución en la capacidad hídrica resultante de la variabilidad climática. Con inversiones importantes en infraestructura hídrica, los períodos de afectación se podrían reducir hasta un 50% (PEN, 2020). Según Acueductos y Alcantarillados (AyA), en el 2019 los manantiales del país experimentaron una reducción del 20%, afectando en la GAM a unas 500.000 personas, además cerca de 335.250 personas no tuvieron acceso al agua potable en 2019, 6,6% del total. Hay pérdida de cobertura vegetal en áreas de protección y de recarga acuífera, entre otros problemas.
A pesar de que en el tema de Biodiversidad, en las últimas décadas, el país ha recuperado su cobertura boscosa hasta llegar a un 59% del territorio en 2020, existe un gran impacto con pérdidas y daños causados por incendios forestales, a esto se suma la reducción en el número de árboles y plantas que proporcionan el néctar que buscan las abejas para producir su miel; el cambio en el uso del suelo, el aumento en el uso de agroquímicos y el cambio en las condiciones del clima afectan la población de abejas, y su productividad, entre otros.