Si bien es cierto el Centro de Convenciones va a atraer mucha inversión extranjera, pues naturalmente incrementará la cantidad visitantes, activará la economía y por supuesto que expondrá más el nombre de nuestro país; es necesario que Costa Rica, como país, se prepare y mejore la infraestructura y el marco regulatorio necesario para toda esta transformación. De lo contrario, podríamos no solo perder el “momentum” sino, que podríamos perder algo más importante y que muchos años ha costado: el buen nombre del país en materia turística.
Para medir las consecuencias de lo que significa un Centro de Convenciones en un destino podemos analizar lo ocurrido en la ciudad de Guadalajara con la construcción de la Expo Guadalajara, que si bien es cierto, no sería el caso de nuestro Centro de Convenciones (por su gran medida), si es un buen ejemplo por las características propias de esta ciudad.
Guadalajara es la capital del Estado de Jalisco, cuya población total en la Zona Metropolitana es de 4.434.252 habitantes (muy similar a la total de Costa Rica, pero con una extensión mucho menor). En 1987 se inauguró el Centro de Exposiciones Expo Guadalajara fecha para la cual, la ciudad contaba con cerca de 5.300 habitaciones de hotel en la Zona Metropolitana. Diecinueve años después, en el 2006, de acuerdo con los datos de la Secretaria de Turismo del Estado de Jalisco, la Zona Metropolitana de Guadalajara contaba con 18.113 cuartos de hotel para un incremento del 350% en el mismo periodo o lo que es lo mismo un crecimiento del 18% anual en el sector turístico en esa zona desde la creación del Centro de Convenciones. Evidentemente, este incremento en la oferta turística de la zona se vio afectado, positivamente, por la construcción de Expo Guadalajara que se ha convertido en un imán turístico para la ciudad pues las más grandes ferias y convenciones de México han pasado por sus instalaciones.
Si realizamos una comparación con nuestra realidad, en la zona de la Gran Aérea Metropolitana de San José se cuentan con cerca de 5.000 habitaciones de hotel. No obstante, si analizamos esa oferta turística se puede concluir que sólo cerca de 2.000 habitaciones podrían dar servicio a los exigentes ejecutivos, conferencistas y sus familiares que visitaría el Centro de Convenciones, lo que conlleva a la obvia conclusión que debemos de prepararnos para que las habitaciones faltantes cumplan con las condiciones y necesidades básicas propias de estos viajeros, así como prepararnos para el incremento en visitantes que esto podría significar.
Con las condiciones actuales de mercado no pareciera una tarea difícil para Costa Rica lograr posicionar un Centro de Convenciones con estas características, y peligroso sería que construyéramos algo más grande cuyo posicionamiento podría ser un dolor de cabeza tanto para el estado como para el operador que administre ese Centro de Convenciones.
Ahora bien, para cumplir con la necesidad de mejorar la oferta turística del país, el Gobierno debe facilitar las condiciones para que los empresarios turísticos realicen las mejoras. Pero no sólo los grandes inversionistas, sean extranjeros o nacionales, sino, principalmente, para que el pequeño propietario de un establecimiento turístico que no cumple con las condiciones actuales mejore su oferta turística y se vea beneficiado con esta nueva bonanza que podría acarrear el Centro de Convenciones. Por el contrario, no quisiera imaginar el pésimo efecto que sería para el país, que nos estemos preparados para atender estas necesidades básicas y sobre todo el efecto que ello podría ocasionar al mercadeo del Centro de Convenciones y al desarrollo turístico de Costa Rica.
Por su parte, los empresarios privados debemos comprometernos para mejorar constantemente el servicio a nuestros huéspedes. Si bien cierto en Costa Rica, en promedio, el servicio es bueno, claramente tampoco sobresalimos a nivel mundial como lo hacen otros destinos turísticos. Debemos estar en una mejora continua y alcanzar niveles de excelencia muy altos, para que la mejor herramienta de mercadeo del Centro de Convenciones sea el servicio y la calidad de estadía que el visitante tuvo en nuestro país.
Estamos próximos a entrar a una nueva etapa del turismo en Costa Rica, y somos nosotros mismos, los que podremos decidir si aprovechamos esta oportunidad y sacamos todos juntos la tarea de incrementar el nivel del turismo del país o por el contrario, si continuamos enredados en los mecates de la burocracia e ineficiencia y simplemente dentro de unos años, una vez construido el Centro de Convenciones, tendremos una nueva referencia para dar direcciones al mejor estilo costarricense: “de lo que alguna vez fue el Centro de Convenciones…. 500 metros sur..”