Mi querido Jota Jota:
Le cuento que aquí vino a verme “Pollo e’ Monte” y me dijo que la está viendo peluda, que lotería vende y no sacan premios, que vende el Periódico MENSAJE y no le alcanza, que la pulsea por todos lados pero que va, está más enredado que bejuco en matorral. Y viera qué letanías. Que Telémaco es el hombre de las 7 llaves, pues cuida, abre y cierra todos los días la Iglesia Colonial, que ya la paró el Macho Orozco y que no vuelve a romper la nambira, que Lelo Flores se volvió ermitaño, que sigue allí, solitario, viendo y leyendo, rumiando la filosofía tranquila del anacoreta, que ya dejó su güele, güele; que en algunos lugares le echan agua al coyol, que lo rinden más pero le quitan el rico sabor original; que nuestro querido Carlos Arauz andaba por la callerronda buscando historias de la feliz y alegre Alejandra, bailarina insigne de pasodoble como Fued Ayales, y Ramón García.
Que la Fanita lo invitó a comerse unas toretas y no le dieron calentura; pues ese frijol de Pollo e’ Monte ya me tenía azurumbao. Y me dijo que el amor del hombre pobre es como el gallo enano, que en querer y no poder alcanzar, se le pasa todo el año.
Viera Jota Jota la que me pasó la semana pasada por andar de baboso haciéndole caso a una morena que creía que como yo vivo más feliz que un gato dormilón, yo tenía mi buchaquita, como le pasó al finao Ángel, el hermano de Gasparín, que vendía el Periódico MENSAJE . Y no me acordé que yegüita que prueba burro, no puede ver caballo orejón; y le hice caso, hasta las orejas se me incendiaron y me dejaron viendo pal’ icaco. Nada de nada. Fue una yelasón que me hizo sentir que yo era un viejito baboso que creía en brujas. Luego me llené de infundia y me vine para mi ranchito, más desengañao pero comprendiendo mis tonteras.
Me gustaría oírlo cantar “La Coyolera” con su hermano Ronny. Me dicen que Ronny es muy popular por aquí, que lo quieren, que tiene sangre dulce, que canta como un yigüirro y tan guáscaro como el más galán. Que le gustan las rosquillas y las tanelas, y los marquesotes y el tamal pizque, y el chicheme y el coyol y los piñonates de postrecito como el ayote con dulce.
Cuando vuelva aquí a mi ranchito le tendré todo eso, y más, como unos perrereques y ceviche de pianguas y timburiles.
Mientras tanto…
Chóquela con esos cinco…
Su amigo de infancia
ORISTARCO CHARCOLES