- Defensora del Patrimonio Arquitectónico de Liberia, en especial de las casas antiguas de Liberia. Su principal aporte preservar su casa bicentenaria para las presentes y futuras generaciones.
Erika Fernández Cordero
Periodista
Mujer dinámica y apasionada de la historia y cultura costarricense, fueron parte de las bondades que caracterizaban a la docente de Estudios Sociales, Esperanza Juana de los Ángeles Castrillo Rovira (1936-2020).
Su carrera profesional la vivió principalmente en el Instituto de Guanacaste donde sobresalió por su espíritu tenaz, de fecunda labor por enseñar a sus estudiantes una visión general de donde viven, su origen, evolución histórica. Asimismo, inculcar la importancia de preservar las costumbres y tradiciones, que son parte de la identidad y herencia cultural de sus comunidades y del país.
Esta docente es reconocida por su carácter estricto en el cumplimiento de sus deberes, organizada, puntual, donde nunca se incapacitó en sus funciones profesionales. También se caracterizó por ser una persona generosa y detallista y con un profundo amor por las costumbres y tradiciones de Guanacaste y de su querida Liberia.
Sus aspiraciones y raíces trascendieron las aulas, al heredarles a las presentes y futuras generaciones el valor cultural e histórico que evoca una vivienda del siglo XIX. “Esperanza como buena apasionada por la historia, fue integrante de la Casa de la Cultura de Liberia por décadas, cuyo objetivo principal es salvaguardar la identidad Histórico y Cultural de Liberia, en especial de las casas antiguas, ahí fue donde empezó a estudiar su casa y su lucha para lograr que la vivienda fuera declarada como patrimonio histórico-arquitectónico” comentó Ariel Castrillo, su sobrino y actual propietario.
Este aporte, rememora el paisaje urbano de la primera mitad del siglo XIX, por lo que merece ser preservada para el disfrute de generaciones futuras”, señala el decreto, tal y como lo quiso su dueña.
Casa Esperanza Castrillo es el nombre oficial del inmueble como patrimonio, según el decreto N° 38535-C, publicado en 2014. quien fue su cuidadosa dueña y cuyo espíritu trascendió a finales de 2020, a los 84 años, una liberiana “de pura cepa”, se caracterizó, entre otras virtudes, por un profundo y coherente amor por Liberia, sus raíces y por su centenaria casa.
“Era su corazón, el bien más importante que podía tener ella y su familia, incluso porque ahí prácticamente nacieron todos los hermanos, una gran parte de la familia. Una casa donde pasaron varias generaciones a pesar de que, según las mismas investigaciones que ella hizo, no fue construida por su familia, sino que estaba desde mucho tiempo antes”, comentó Ariel.
Con un dejo de nostalgia, Ariel sonríe y comenta: “No me dijo: te la regalo, te la voy a dar; me dice: Aquí te la dejo para que la cuides; o sea, me estaba dando a entender que la casa era un patrimonio familiar también y que tengo que seguir con su filosofía. Ese es el compromiso que tengo con ella y su memoria; con lo que me enseñó y le heredó también a Liberia”, expresó.
Tal era el orgullo por su casa, que no negaba el acceso a los curiosos que llegaban a conocer su tesoro y se complacía en mostrar los interiores de su particular vivienda.
Doscientos y más años después, aún se asienta firme este inmueble patrimonial que ha sido cuidado con esmero por Esperanza y anteriores propietarias, pues, según comentó Ariel, como dato curioso, siempre estuvo en manos de mujeres.
La casa es una vivienda de adobe y bahareque, que posee un valor excepcional como monumento histórico-arquitectónico. El estudio técnico realizado por el Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural (CICPC), indica que fue construida en la década de 1820 y ampliada a inicios del siglo XX. Es una de las casas más antiguas de la Ciudad Blanca, sino la más…
Indudablemente la casona llamará la atención de quien visite la Ciudad Blanca. “Es una casa atípica en Liberia, porque no tiene puerta del sol, tiene esa puerta trunca que llaman ochada. Está su casa engalanando la avenida 25 de Julio, de color blanco, encaladita, de bahareque y adobe. Está recordando a Esperanza Castrillo ¡con una pena! porque es un sector muy antiguo de Liberia en que solo queda esa casa, la ermita de La Agonía y la casa de los Muñoz. Un sector bellísimo de Liberia, donde todas las casas fueron derribándolas; bueno, quedó la de ella como monumento a lo que sí se debe hacer y esa es la enseñanza que nos dejó: conservar el patrimonio”, enfatizó Hugo Zúñiga, alumno de la docente y compañero de la Casa de la Cultura.
En el marco del Día Mundial de la Educación, por conmemorarse este 1 de abril, presentamos esta nota, homenaje póstumo a Esperanza Castrillo Rovira, quien supo educar desde las aulas, pero, también, con su ejemplo dejo un legado cultural para rememorar la historia de las casas del siglo XIX.
Esperanza Castrillo Rovira, la profesora de Estudios Sociales que defendió y protegió su casa bicentenaria.
Nombre completo: | Esperanza Juana de los Ángeles Castrillo Rovira. (1936-2020) |
Lugar de nacimiento y residencia: | Liberia. |
Profesión: | Profesora de Estudios Sociales |
Trayectoria Profesional: | Docente de Estudios Sociales en el Instituto de Guanacaste e Integrante de la Casa de la Cultura por más de 30 años. |
Cualidades: | Comprometida en sus funciones profesionales, apasionada de la historia y defensora del Patrimonio Arquitectónico de Liberia en especial de las casas antiguas. |
Reconocimiento: | Impulso y logró la declaratoria de Patrimonio Arquitectónico de su casa bicentenaria. |