Melissa Solís Cordero / Periodista Periódico Mensaje
Desde hace 100 años, en Liberia, se celebra la tradicional “Pasada del Niño”, el 24 de diciembre de cada año, por lo que este no será la excepción, sino que decenas de familias liberianas se preparan con ansias, al representar para muchos el verdadero significado de la Navidad.
Aunque es una actividad liberiana, también participan los vecinos de los diferentes cantones de Guanacaste, así como josefinos, e incluso, los turistas interesados en conocer las tradiciones y parte de la cultura costarricense.
Eduardo Antonio Abarca Leiva, sacerdote a cargo de la cultura y educación de la Diócesis de Tilarán, Liberia, manifestó que la importancia de este encuentro es reunir a las familias y fortalecer la fe en el nacimiento del Niño Dios.
“Aunque pasa el tiempo, seguimos manteniendo esta tradición, que incluso muchos participan como forma de agradecimiento al Niño Dios”, dijo Abarca.
El evento inicia a las 6:00 pm, en la Ermita del Barrio Condega, donde primero se reúnen para explicar la historia de La Pasada y compartir un refrigerio, con bebidas típicas como horchata, chicha y hasta degustar cajetas. El acto oficial comienza a las 7:00 pm, y el recorrido junto al Niño Dios pasa por la Calle Real, Casa Gobernación, Avenida Central de la Parroquia Inmaculada Concepción, hasta el Templo de la Agonía.
“Al iniciar se reparten pitos para amenizar la Pasada junto a la Banda de Conciertos de Guanacaste, mientras que niños vestidos de blanco llevan el coche de madera con el Niño Dios”, aseguró el Padre.
Se estima que el recorrido dura entre los 30 y 45 minutos. Una vez que se llega al Templo de la Agonía se hace la adoración al Niño, y se cierra el evento con un concierto de la Banda de Guanacaste en la plaza que se ubica cerca de la Ermita.
Historia de La Pasada del Niño
Cuenta la historia que una tarde, hacia principios del siglo XX, doña Dolores Carrillo de Esquivel estaba sentada en un poyo de piedra, afuera de su casa (100 m al sur de la actual Escuela Ascensión Esquivel), cuando vio venir a un hombre de aspecto humilde, descalzo, caminando bastante rápido y que, al llegar donde ella, le dijo "Señora, guárdeme este paquete y ahorita vuelvo". El hombre no volvió a aparecer.
Pasado un buen tiempo, como el hombre no regresaba, doña Lola abrió el paquete y se sorprendió al encontrar una imagen del Niño Jesús. Entonces, ella empezó a poner la imagen del Niño para adornar su portal en Navidad y lo cuidó con mucho esmero. Después, le pidió permiso al sacerdote de la Parroquia para llevar la imagen en procesión a la Ermita de Nuestro Señor de la Agonía, cada 24 de diciembre.
En 1919, con la dictadura de los Tinoco, el esposo de doña Dolores, quien era Gobernador y Comandante de Plaza de Liberia, tuvo que irse de Liberia junto con ella por la situación política convulsa. Doña Lola buscó a su amiga doña Anita Baldioceda de Valdelomar y le entregó la imagen del Niño Jesús, para que siguiera con "La Pasada", como se le empezó a conocer a la procesión de llevar el Niño hacia la Ermita de Nuestro Señor de la Agonía.
Doña Anita muy complacida, junto con sus familiares, continuó con la tradición y a media noche del 24 de diciembre, era llevado a la Iglesia Central para la Misa de Navidad.
