Entre protestas, mociones y rendición de cuentas, el sector cultura logró evitar el recorte presupuestario de 855 millones de colones en la Comisión de Asuntos Hacendarios de la Asamblea Legislativa, para este 2024.
La reducción estaba justificada principalmente en la falta de ejecución sostenida por más de 10 años. Ada Acuña, diputada oficialista y gestora cultural de amplia experiencia en el medio, expuso en la Comisión de Asuntos Hacendarios de la Asamblea Legislativa, que el Ministerio de Cultura ha subejecutado 8 mil millones de colones en la última década.
El recorte se logró evitar gracias a una propuesta presentada por el Movimiento del sector cultura, liderado por el activista Alejandro Méndez, quienes promovieron el arte y la cultura como herramienta para evitar la violencia en los jóvenes. Esta idea fue apoyada por la mayoría de los legisladores de dicha comisión, por lo que el presupuesto no fue reducido.
Ante esta coyuntura, el programa de televisión de la Universidad Nacional, UNA Mirada, invitó a miembros del ámbito cultural costarricense para conversar sobre los principales retos que enfrentan. Los panelistas coincidieron en que el sector tiene muchas limitaciones en la ejecución de los presupuestos anuales por lo que resolver este aspecto administrativo es fundamental para sostener del financiamiento a corto y mediano plazo.
“Es cierto, es un reto enorme ejecutar cada una de nuestras instituciones, los diferentes puestos y presupuestos para cultura, con las limitaciones contenidas en la ley de ejecución y ahora con los nuevos requisitos de la ley de contratación administrativa”, explicó Vera Vargas León, viceministra de Cultura y Juventud.
Méndez apoyó a la jerarca. “Si tuviéramos más recursos, por supuesto, tendríamos más programas, pero no podemos hablar de tener más dinero si no mejoramos la capacidad de ejecución del mismo. Por dicha logramos recuperar esos 855 millones de colones, que van orientados a programas para prevención de la violencia; ahora depende del Ministerio Cultura y del Ministerio de Hacienda ejecutarlos”, sostuvo el activista.
Ante esta iniciativa, Guillermo Acuña, vicedecano de la Facultad de Ciencias Sociales UNA, considera que el arte es una herramienta muy efectiva para prevenir la violencia y rescatar a los jóvenes que están expuestos a pandillas, drogas y narcotráfico. Acuña puso como ejemplo el Festival de Poesía de Medellín, espacio cultural que la ciudad decidió utilizar para atacar la violencia que se vivía en este territorio. Por lo tanto, la ejecución del proyecto propuesto por el sector cultura es muy positivo para el país y podría tener excelente resultado, que repercutirían en la seguridad ciudadana.
Pablo Solís Barquero, decano del Centro de Investigación, Docencia y Extensión Artística (Cidea-UNA), agregó que la eficiencia de la ejecución debe ir acompañada con una visión de futuro, del país que deseamos ser y la cultura que queremos rescatar, construir y promover. De ahí que la inversión también debe estar en la educación y formación de artistas, eje vital para el desarrollar personas sensibles y críticas. “El gobierno tiene que brindar la oportunidad para que la sociedad pueda desarrollarse; tiene que haber una inversión en lo humano porque como seres humanos no nos puede faltar arte en la vida”, acotó.
Otro reto que se planteó en UNA Mirada es la dificultad implícita que tiene la diversidad territorial, artística y cultural del sector y los desafíos que conlleva adaptar los programas y proyectos a dichas poblaciones.
“Hay un reto mayor, que aunque seamos un país pequeño en extensión, somos diversos y las necesidades están en el territorio y su gestión la hacen desde su experiencia; como un campesino y su conocimiento ancestral y patrimonial, quien está en la costa, quien vive en un territorio indígena o quien está en la capital. Están gestionando y haciendo cosas e impulsan sus proyectos. El reto es cómo nosotros, como instituciones, entendemos esta diversidad de culturas y cómo facilitamos las mejores opciones de servicios y oportunidades para que esas personas puedan acceder a los recursos que vamos a gestionar, a defender y a demandar del presupuesto” expresó la viceministra Vargas.
Paralelamente a la diversidad cultural de los productores y promotores artísticos, la descentralización es otra de las trabas que se debe resolver con urgencia. “Es vital que hagamos mejores y mayores esfuerzos por desconcentrar nuestros recursos y la oferta. Dar mejores opciones a quienes están en la periferia y fortalecer los gobiernos locales”, señaló Vargas. La jerarca considera fundamental el trabajo que realizan los centros cívicos por la paz, las sedes universitarias y los gobiernos locales en la promoción cultural y el desarrollo artístico de las poblaciones.
El decano Solís exaltó el trabajo de las universidades públicas en todo el territorio nacional, pues aportan a la gestión cultural en las regiones y con diversos actores y promotores artísticos. “Tenemos que entender que las universidades públicas son un bastión fundamental en que exista ese derecho al arte y la cultura. Formamos a profesionales que nutren todo el país, son como hormigas que andan por todas partes y han generado pluralidad dentro del arte contemporáneo costarricense”, concluyó