- ¿Te has preguntado sobre la importancia que tiene el agua en un sitio donde predominan 6 meses sin lluvias y el manejo de este recurso en haciendas ganaderas como Santa Rosa?
El Área de Conservación Guanacaste (ACAT), explica este y otros temas relacionados a los pozos artesanales de la hacienda Santa Rosa: una muestra de la evolución tecnológica en el aprovechamiento y manejo histórico del recurso hídrico en las antiguas haciendas ganaderas del Pacifico norte de Costa Rica.
Según el ACAT, primeramente, el agua es un líquido transparente, sin color, sin olor, insípido en estado puro, formado por dos pequeñas partes de hidrógeno y una de oxígeno, siendo un líquido abundante en la superficie terrestre, a pesar de que cada día se necesita más para las actividades humanas en usos domésticos, aseo personal, transporte, recreación, agricultura, ganadería, entre otros. Es un recurso que experimenta contaminación y escasez en el mundo entero.
De lo anterior se desprende que, esta es una realidad opuesta si vemos el pasado, cuando existió una baja presión por los recursos, haciendo del agua un elemento adorado como un Dios en las sociedades precolombinas, pasando a ser un bien dependiente del consumo de las poblaciones en aumento, y con ello el derroche creciente en nuestro país a través de los siglos desde la llegada de los colonos españoles en el siglo XVI y el desarrollo de sociedades modernas. (Vargas Sanabria, 2001)
Por esta y otras razones, en este documento compartido por el ACAT, a pesar de que no es una recopilación histórica profunda, se busca despertar la curiosidad y acercar al lector a otros elementos del antiguo paisaje ganadero de la hacienda Santa Rosa, rescatando aspectos sobre la ganadería mayor que se practicaba en todo el período colonial en Costa Rica, pero con diferencia en las prácticas del valle central y otras zonas del país donde había favor de suelos fértiles, la abundancia de recursos de agua y la fragmentación intensiva de los bosques, que resulta en muchas diferencias en el mecanismo de producción en una zona del trópico seco.
Por eso, a la llegada de los colonizadores a Guanacaste, éstos encontrarán en los territorios que hoy son parte de la antigua Hacienda Santa Rosa, un limitado acceso a ríos, lagos o lagunas, y que la abundancia de agua es posiblemente menor a las zonas altas, incluso al valle central o las tierras bajas de la vertiente caribe necesitándose de infraestructura que permitiera el aprovechamiento del agua disponible en fuentes subterráneas (Hilje Quirós & Solorzano Vargas, 1997).
Con todo y lo anterior, los españoles trajeron consigo la técnica de construcción de pozos excavados para llegar a fuentes subterráneas, que les permitiera el abastecimiento de agua para sus actividades, mientras que los indígenas lo hacían a partir de ríos y quebradas. No obstante, los españoles también usaron agua de ríos y quebradas pero aplicado al riego de sembradíos en zonas de la meseta central durante el siglo XVII, mediante el desarrollo de zanjas o canales que conducían el agua, conocidos como acequias, por entre los poblados o fincas productoras, acercando el recurso a las casas. (Vargas Sanabria, 2001).
Pero, ¿Qué es un pozo?
Un pozo es una perforación que se hace sobre el terreno con el objetivo de encontrar una vena de agua, utilizando herramientas que le permiten a los trabajadores acceder a la profundidad necesaria hasta encontrar el líquido, que luego será extraído con sistemas artesanales o bien métodos tecnológicos modernos.
Se dice que, era común que los pozos se ubicaran en los solares en terrenos libres situados en la parte posterior de las casas o en los patios, siendo construidos con herramientas manuales como pala, macana, baldes, entre otros, hasta alcanzar niveles de agua subterránea poco profundos. Pero, la realidad de Santa Rosa, nos habla no solo de actividades domésticas, sino que también del mantenimiento de miles de reses para el consumo y venta.
Según Pimentel Gurmendi (1972), en la hacienda Santa Rosa, específicamente en las cercanías de la Casona, existieron cerca de 4 pozos separados unos de otros y que podían estar distanciados entre 500 m hasta 1.5 km desde la Casona. De estos pozos se desconoce su fecha de construcción, pero se encuentran vestigios de los usos para suministro en abrevaderos, baños de inmersión y tanques de almacenamiento en la cercanía de las casas de la hacienda y para uso doméstico hasta donde lograba llegar el agua.
Además, este tipo de infraestructura es una evidencia del trabajo ganadero en muchas partes del país, y puntualmente es una construcción localizable en Santa Rosa, puesto que llevar agua hasta la Casona, los corrales y otros espacios donde ésta fuera necesaria, involucró la inversión de tiempo y fuerza hombre para hacer posible la subsistencia de los pobladores del sitio, así como mantener su propósito de producción ganadera, en una región climática de fuertes sequías.
Es por eso que, imaginarnos Santa Rosa en un ambiente meramente artesanal no alcanzaría para entender la evolución del negocio ganadero y las necesidades para el trabajo, requiriendo de la importación de tecnología para la extracción de agua durante el siglo XIX y XX, como por ejemplo los molinos de viento, que eran una forma económica, práctica y ecológica de extraer y distribuir agua del subsuelo hacia otros sitios, pero dependiente directamente de la intensidad del viento ante la ausencia de electricidad.
En esa visión de desarrollo y emprendimiento, encontraríamos inversión económica necesaria para disponer de activos suficientes para la producción, sabiendo incluso que desde 1751 se tiene dato de Santa Rosa como una Hacienda Ganadera importante y que además fue una hacienda que subsistió por 110 años más como propiedad privada, incluso después de los hechos militares del 1856, alejada de cualquier mecanismo de conservación patrimonial hasta el año de 1966, que fue declarada como monumento histórico.
De esta manera, el pozo ubicado en el extremo oeste del sendero universal en Santa Rosa, es una evidencia de los mecanismos de extracción de agua y que la técnica de construcción aunque un poco modernizada, ha sido heredada del tiempo colonial, que muestra la innovación tecnológica experimentada en el mundo durante los siglos XIX y siglo XX, pues a pesar que hoy en día solo se observa el material que recubre los bordes del pozo y su estructura de ladrillos y concreto, también hay restos de anclajes de un antiguo molino de viento que existiera en el sitio.
En Costa Rica las aguas subterráneas son de propiedad nacional y desde 1942 se decretó la Ley de aguas que todavía nos rige, indicando que en los pozos artesanales para usos exclusivamente domésticos efectuados en la misma finca en que se ubica el pozo, no es necesario contar con una concesión de aguas, pero se requiere registrar el aprovechamiento mediante los protocolos que manda el Estado Costarricense y su jurisprudencia (Dirección General de Aguas, 2022).