- Se estima que no existen más de 100 individuos de jabirú en nuestro país, por lo que su protección es de suma importancia.
Existe un ave en Costa Rica llamada galán sin ventura o jabirú y de nombre científico Jabiru mycteria. El número de individuos que hay en el país son muy pocos y solo habita en Guanacaste y el Caribe Norte. Es el ave más grande de Costa Rica y una de las que se encuentran más cerca a la extinción en el país. Pareciera que su nombre presagia su futuro.
El jabirú es un ave acuática, de aspecto sobrio, pero hermosa. Su nido es descomunal: de alrededor de 2 m y está hecho en alturas mayores a 15 m, que elabora en ramas terminales de árboles específicos, pues no son todos los que le sirven en su hábitat natural para anidar. Los huevos de esta ave son tan simples como ella. La problemática que enfrenta es grande dado que su hábitat está amenazado y todo en ella es muy particular: su alimento, los árboles donde anida, la profundidad del agua donde come y su distribución.
El jabirú pertenece a la familia de las cigüeñas, llamada Ciconiidae. En Costa Rica, solo existen dos tipos: el cigüeñón Mycteria americana y el galán sin ventura Jabiru mycteria, que es una de las especies más grandes de América. Ambas son acuáticas, tienen una apariencia parecida, aunque el jabirú es mucho más grande: mide 1.35 m y el cigüeñón apenas un metro.
Tienen un plumaje en su mayor parte blanco, el pico y las patas son de color negro, el cuello y la cabeza están desprovistos de plumas y también son de color negro. Sin embargo, el jabirú muestra un collar de color rojo muy evidente en la base del cuello, que lo hace más atractivo. Su plumaje es blanco impecable, mientras en el cigüeñón las plumas del ala son negras y las que las cubren, de color blanco.
¿Cómo es su situación en el país?
Se le encuentra solamente en los humedales de la cuenca del Bajo Tempisque, en Upala, Caño Negro y Medio Queso. Su hábitat es muy reducido. Siempre ha vivido en estas áreas geográficas, en las que antes era común.
Se estima que no existen más de 100 individuos de jabirú en nuestro país. En el pasado era común verlos en los humedales del Bajo Tempisque, sin embargo, la degradación acelerada de su hábitat, la contaminación de las aguas y su especificidad en muchos tópicos de su historia natural, lo hacen muy vulnerable.
Aunque en las tierras bajas del río Tempisque existe bastante área protegida (Parque Nacional Palo Verde, Lomas de Barbudal, Refugio de Vida Silvestre Mata Redonda), con el paso del tiempo esta ave está saliendo de tales áreas protegidas a zonas públicas y privadas en busca de su alimento (canales de riego, arrozales inundados) y de sitios para anidación.
El galán sin ventura habita en los humedales: pantanos de agua dulce, canales, estanques, arrozales inundados. Se alimenta en humedales de agua de poca profundidad o en sitios lodosos, pues aquí habitan sus presas predilectas, que son unos peces tipo anguila (Symbranchus marmoratus) que se encuentran en estos ambientes.
También come otros tipos de peces (cuminates, guarasapos, guapotes), reptiles pequeños, artrópodos y crustáceos. Se alimenta en forma solitaria o en compañía de la otra cigüeña o de diferentes especies de aves acuáticas. El nido es una enorme plataforma de palitos de aproximadamente dos por dos metros, elaborado a gran altura sobre las ramas de un árbol. Lo elabora con ramas secas, pastos, hojas de caña de azúcar, la platanilla (Thalia geniculata). Sin embargo, no todo árbol es apto para instalar el nido de esta especie. Se sabe que le gusta anidar en los árboles de Guanacaste blanco o gallinazo (Albizia niopoides) y en la ceiba (Ceiba pentandra), Guanacaste (Enterolobium cyclocarpum) y el carao (Cassia grandis) y a una altura superior a los 15 metros sobre el suelo. La deforestación en Guanacaste ha diezmado las poblaciones de árboles aptos para la anidación de la especie, lo que dificulta su reproducción y, por ende, la viabilidad de la cigüeña.
¿Cómo podemos ayudar con su conservación?
El jabirú requiere de acciones coordinadas entre las organizaciones gubernamentales y privadas para protegerla y, en particular, a su hábitat. Se ocupa proteger los árboles donde anida y un radio alrededor de los sitios de anidación.
A pesar de ser una especie icónica y que todos deseamos ver, no debemos acercarnos a los nidos más de la distancia prudencial; especialmente, en la época reproductiva. Se debe incentivar la siembra de árboles de Guanacaste blanco, ceibas, caraos en el Bajo Tempisque, Upala, Medio Queso y Caño Negro. El crecimiento de estas especies es lento: muchas veces más lento que la velocidad con la que se está extinguiendo, pero siempre se debe guardar una esperanza para poblaciones futuras.