Una de las principales dificultades que afrontan los pequeños productores a la hora de acceder a las fuentes de financiamiento es cómo formular un perfil de proyecto que cumpla con los requerimientos que les exigen las entidades financieras. Las académicas Sandra Lezcano y María Teresa Dobles, de la Sede Regional Chorotega de la Universidad Nacional (UNA) encontran aquí una posibilidad para ayudar.
Mediante el proyecto "Fortalecimiento de capacidades locales para la gestión de proyectos en agrupaciones sociales del sector agropecuario de Guanacaste, con participación de los jóvenes", las académicas buscan que las organizaciones sociales adquieran conocimientos básicos sobre cómo diseñar el perfil y cumplir con los requeridos para presentar un proyecto.
Este proyecto se desarrolla con dos organizaciones: Asociación de Productores Agropecuarios de Cañas Dulces de Liberia, la cual cuenta con 75 personas afiliadas, y Asociación de Desarrollo Agropecuarios de Río Naranjo de Bagaces, que cuenta con 27 asociados en su organización.
La iniciativa, que se desarrollada en el marco de proyectos del Fondo Universitario para el Desarrollo Regional (Funder), se desarrolla desde enero del 2015, en coordinación institucional con el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG).
Metodología
La metodología de trabajo se desarrolló a través de talleres. A la fecha se han implementado cuatro de seis módulos, estructurados en sesiones, para un total de en 46 sesiones (23 en cada comunidad).
Dobles explicó que estos módulos se orientaron al manejo de aspectos conceptuales del ciclo del proyecto, así como el de herramientas para comprender de manera básica un estudio de mercado, estudio técnico, evaluación financiera como flujo de caja y algunos índices financieros, evaluación del impacto ambiental y beneficios sociales, así como la capacidad para recopilar la información necesaria para elaborarlos. El propósito es que los agricultores elaboren estas áreas para levantar la información de formulación del perfil requerido.
También, se realizan giras didácticas que constituyen un elemento pedagógico que complementa los talleres. Se les brinda la oportunidad de conocer experiencias de organizaciones de productores exitosas, como las que se han realizado en Coope Cerro Azul, Asociación de Apicultores de Jicaral y dos unidades productivas de Cartago, en las que ambas organizaciones participaron de manera conjunta.
Además, se organizó una charla con el coordinador del Mercados Regionales del Programa Integral de Mercado Agropecuario (Pima), para que les ampliara la información sobre el Mercado Regional Chorotega. Esto formó parte del módulo de estudio de mercado.
Por otro lado, se realizó una presentación de los perfiles de proyectos por parte de cada organización a las instituciones vinculadas con el sector agropecuario, con el fin de que fortalecieran su capacidad de presentar propuestas y defenderlas, así como determinar la viabilidad de financiamiento.
Baja escolaridad y mitos
Dobles comentó que el grupo de productores de Río Naranjo que recibe esta capacitación presentaba un nivel de baja escolaridad, pues la mayoría no concluyó el sexto grado de primaria, o por desuso no tiene la fluidez para leer y escribir, lo cual obligó a adaptar los módulos a esta realidad.
Ante esta situación se inició un proceso de alfabetización a 13 agricultores, cuatro de ellos con posibilidad de presentar exámenes de sexto en el presente año. Esto se desarrolla en coordinación con la carrera de educación de la Sede de Guanacaste de la UCR, en donde un grupo de estudiantes hace su práctica dentro del proyecto.
En el trabajo de módulos, dentro de la metodología de taller, se parte de la práctica; por ejemplo, a la hora de definir qué es un proyecto, el productor explica cuál es el proceso de planificación de la siembra de un cultivo, y luego esa analogía se transformara en un proyecto en sí. “Desde sus propias experiencias los productores expresaron su papel en su labor cotidiana de productores agropecuarios, lo cual se vinculó con la teoría académica para llegar al aprendizaje significativo sobre el concepto”, subrayó Dobles.
La extensionista expresó que con esta iniciativa también se buscan derrumbar mitos existentes en los productores, entre las que destaca el de que una sola iniciativa solucionará todos sus problemas; por ejemplo, que la infraestructura de un centro de acopio les solucionará los problemas de comercialización y bajos precios, con lo cual no se logra dislumbrar el desarrollo de la comunidad como un proceso y cada proyecto es un paso a paso para alcanzar las metas.
Resultados alcanzados
Sandra Lezcano, la otra extensionista del proyecto, externó que dentro de los productos tangibles se logró un avance de perfil de proyecto de cada organización presentado a instituciones del sector agropecuario, quienes valoraron su financiamiento. Además, cinco jóvenes participaron en actividades desarrolladas por las organizaciones comunales.
Otro avance se ha dado en la redacción de los módulos desarrollados como manuales de capacitación. A la vez se logró que ocho miembros de la Asociación de Productores de Cañas Dulces utilizaran de manera básica la computadora, lo que incluye búsquedas en Internet y uso del Skype.
Lezcano puntualizó que hay productos intangibles muy relevantes; uno de ellos, que los adultos reconozcan a los jóvenes como actores importantes para el desarrollo de la organización, pese a la desmotivación de los jóvenes de participar de lleno en las organizaciones agropecuarias. Asimismo, la capacidad organizativa para solicitar y direccionar la colaboración necesaria para poder acceder a los recursos.