- Su jubilación no fue la esperada, más sin embargo le pone el pecho a las balas y agradece todas las experiencias que vivió como educador.
Sus tardes llenas de polvo jugando en su natal Nicoya fueron inspiración para enamorarse desde temprana edad de la Educación Física. Su caso particular lo hizo ganarse un espacio y respeto, a pesar de que en sus primeros años daba clases empíricamente.
“En el año de 1983 apenas salía como bachiller del Liceo Nocturno de Nicoya, y después de recibir mi título recibe el llamado del profesor Gerardo Loaiciga, en enero de 1984, para integrarme empíricamente como educador físico en el Liceo de Nicoya, aquí se dio más que todo por mi buena participación en baloncesto, futbol, atletismo y voleibol”.
“Estuve en esa institución por tres años y fue en ese momento que Loaiciga me dijo que era hora de que estudiara la carrera, y por ello a inicios del año de 1998 logré ingresar en la UACA y años más tarde a la Florencio del Castillo. Fue algo bonito ya que todo lo que en aulas universitarias observamos, yo de alguna manera lo había realizado dando clases en el colegio”, dijo Juárez.
Dentro de los logros más importante como docente está el haber participado en futbol en 1998, con el Liceo de Nicoya siendo Campeón Nacional y en baloncesto con la misma institución logró el cetro en baloncesto categoría B, efectuado en San Ramón.
Agregó que muchos estudiantes fueron grandes deportistas, sin embargo al entrar a la universidad se dedicaron a la carrera y se alejaron de la práctica del de la disciplina, pero se acuerda mucho de uno en especial que destacó en el balompié como lo es Edward Fonseca cc “Mansilla”, quien logró jugar con el Club Sport Herediano, Asociación Deportiva Guanacasteca, Club Sport Uruguay de Coronado y Municipal de Puntarenas.
Juárez Ramírez agregó que esta profesión es una de las cosas más bellas que le ha pasado en la vida y no lo duda para escogerla sí se diera en la oportunidad, en otra vida.
“Volvería ser profesor, pero haría un cambio, y es empezar a capacitarme en la universidad a más temprana edad, y también comenzar más proyectos y retirarme de esta profesión de la mejor manera, ya que mi jubilación se dio por aspectos de salud, sentía que podía dar más, quería salir por la puerta grande”.
“Pero a pesar de las circunstancias esta linda etapa la disfrute al máximo, estoy seguro que fue ejemplar, mi vocación siempre estuvo latente y siento que deje un legado a todas las generaciones que les impartía clases, y no solamente en el liceo nicoyano, sino que en la San Ambrosio.”