Fue declarado árbol nacional y, por lo tanto, es un símbolo nacional desde el 31 de agosto de 1959, mediante decreto número 7 durante la presencia de Mario Echandi Jiménez 1958- 1962.
“Entre las razones, se tomó, en consideración rendir homenaje a Guanacaste, por el hecho histórico de la incorporación del partido de Nicoya a Costa Rica el 25 de julio de 1824. Asimismo, se ponderó que la enorme sombra queda el árbol semejaba la protección del estado a los costarricenses.
El árbol de guanacaste es inconfundible: “símbolo de estabilidad y crecimiento irradia pujanza a su alrededor, elegante silueta, resistencia al viento, solemne, poderoso, el Guanacaste cautiva a primera vista su copa vasta, redondeada en forma de sombrilla” (decreto N 7 del 31-08-1959).
El árbol de guanacaste tiene garbo especial. No estrangula; no mata a los árboles hospederos pues no se necesita de ellos; es independiente. Sus hojas son menudas, se cierran durante la noche. Su sombra es dispersa. Sus vainas son aplastadas y enroscadas. Su corteza es grisácea con diámetros sumamente considerables. El árbol nacional de Costa Rica le da nombre a la provincia número 5.
El es árbol de orejas con la verdad sin entreguismo. Sus orejas guardan el grito Varquista. Han sido testigos de las luchas contra los filibusteros y del arrojo que alcanzó el batallón de Moracia, al mando de Tomás Guardia, durante la campaña nacional (1856 -1857). Ellas guardan sin un olvido, el despojo peninsular de 1915. Estas orejas escuchen y oyen, pero no olvidan.
Es un árbol gigante de libertad extendida. En él Guanacaste es el árbol nacional de Costa Rica desde 1969 y debe dársele su innegable lugar, sin aducir ignorancia. Nadie defiende lo que no conoce. Nos asimos de vos, para sabernos vivos, en esta pampa que amarra los pies, entre gritos evolutivos: silencio, despertar y esperanza punto y aparte” , Lic. Miguel Fajardo Korea, Premio Nacional de Educación Mauro Fernández.