- Productores de Abangares, Cañas, Tilarán, Bagaces, Liberia, La Cruz y Nicoya se benefician de esta tecnología para producir.
- Módulos se construyeron con el apoyo de organismo internacional peruano y del INDER.
Actualmente en la provincia de Guanacaste existen 60 reservorios, o módulos de captación de agua de lluvia, que están con su capacidad máxima de almacenamiento, específicamente en los cantones de Abangares, Cañas, Tilarán, Bagaces, Liberia, La Cruz y Nicoya, en manos de personas productoras que utilizan esta técnica para regar sus cultivos y abastecer de agua a sus animales.
Dicho proyecto de siembra y cosecha de aguas inició en Guanacaste, en el año 2019, gracias a un proyecto financiado por la Unión Europea, y ejecutado por el Fondo de Financiamiento Forestal (FONAFIFO) y una ONG peruana denominada Asociación para la Investigación y el Desarrollo Integral (AIDER). La iniciativa ha contado con el apoyo del Ministerio de Agricultura y Ganadería y del Instituto de Desarrollo Rural (INDER), gobiernos locales, y comités regionales.
La siembra y cosecha de agua de lluvia es una técnica utilizada ancestralmente en los Andes Peruanos y consiste en la captación de agua de lluvia por medio de la habilitación de reservorios de bajo costo. El agua almacenada asegura que en épocas de poca o nula lluvia, los productores cuenten con la reactivación de ojos de agua o nacientes que provienen de estos reservorios.
“Estos módulos de captación de agua de lluvia para producción se han convertido en un método exitoso para los productores, debido al bajo costo de su instalación y por ser una herramienta que soluciona el problema de escasez de agua que se presenta en la zona en cierta época del año”, declaró la ministra de Agricultura y Ganadería, Laura Bonilla Coto, durante la visita que realizó a uno de estos reservorios, ubicado en la comunidad de Agua Calientes, de Cañas.
Según los expertos, este es un proyecto de bajo costo, pero muy eficiente. Esta técnica se estableció con gran éxito en la zona Chorotega, gracias al trabajo coordinado institucionalmente y al protocolo que se implementó para la construcción de los reservorios de agua.
Como parte del proceso, el MAG realiza una preselección de acuerdo a los criterios técnicos y sociales, tales como, zonas productivas, tipo de productor, prioridades del MAG, características físicas del terreno, impacto en la finca y los sistemas productivos vecinos.