Dice la OMS «La obesi-dad infantil es uno de los problemas de salud pública más graves del siglo XXI. El problema es mundial y está afectando progresivamen-te a muchos países de bajos y medianos ingresos, sobre todo en el medio urbano. La prevalencia ha aumentado a un ritmo alarmante. Se calcula que en 2010 hubo 42 millones de niños con sobrepeso en todo el mundo, de los que cerca de 35 millones viven en países en desarrollo».

Piensan muchos observadores e investigadores que la OMS se ha quedado muy corta en su estimación, ya que países como México reportan una incidencia de sobrepeso en los niños menores de 15 años, de un 16%, lo que hace que en una población infantil de 32 millones nos produce, solamente en ese país, más de cinco millones de niños obesos.

En Costa Rica la realidad no es muy diferente y el problema va en aumento con aparición de enfermedades que antes se relacionaban solo con la vida adulta en niños. El problema es que los niños con sobrepeso tienden a seguir siéndolo en la edad adulta y más bien tie-nen una tendencia a incrementar su peso conforme terminan la adolescencia e ingresan a la adultez temprana.

Además de eso, tienen más probabilidades de padecer a edades más tempranas enfermedades no transmisibles como la diabetes, la hipertensión, el síndrome metabólico y las enfermedades cardiovasculares.

¿Qué causa la obesidad?

El sobrepeso, la obesidad y las enfermedades conexas son en gran medida prevenibles. Por consiguiente hay que dar una gran prioridad a la prevención de la obesidad infantil.

La obesidad, a lo largo de los di-ferentes años en la vida de una persona, ha sido relacionada con múltiples causas de las cuales solamente en algunas ocasiones se pueden definir claramente siendo el único factor determinable el desbalance energético. O sea «consumir más energía de la que se gasta diariamente».

Definitivamente no es posible obtener grasa a partir de factores no energéticos como el aire, el agua, la depresión, la ansiedad o la angustia, las pastillas anticonceptivas, la falta de hormona tiroidea u otros factores que tradicionalmente se asocian al exceso de peso y, puesto que esto es así en todos los casos, cualquier persona que engorde deberá necesariamente ingerir más alimento del que gasta en su actividad diaria.

Consecuentemente, la obesidad infantil será siempre consecuencia de un exceso de alimentación en desbalance con el gasto energético determinado fundamentalmente por el trabajo de los músculos esqueléticos, ya que el gasto energético del resto del cuerpo es bastante constante entre una persona y otra.

Los factores que varias prestigiosas universidades de los Estados Unidos han asociado con la obesidad infantil son: exceso de tiempo frente al televisor, los videojuegos, las gaseosas y las visitas frecuentes a restaurantes de comida rápida que engatuzan a los niños con juguetes y sabores especialmente diseñados para agradar su paladar.

Lo más importante que debemos hacer es reconocer que el problema existe a la edad más temprana posible (preferiblemente antes de los 6 años) y empezar a tratarlo pero, debemos comprender, que el tratamiento de un niño con sobrepeso es una «TAREA FAMILIAR» o sea que los padres y hermanos deben participar en el proceso ya que eso de «haga lo que yo digo y no lo que yo hago» en este caso no funciona.